Autor: Jesús Pérez Triana
Fuente: Guerras Posmodernas
Seguir los medios de comunicación es hoy en día una forma como otra cualquiera de no enterarse qué pasa en el mundo. No es que yo prestara mucha atención a las elecciones italianas pero me llamó mucho la atención los titulares de la prensa española que mostraban su preocupación porque el tema estrella era la inmigración, del que decían había sido introducido arbitraria y artificialmente por los partidos populistas. Y claro, yo que escribí el verano pasado “Una bomba de relojería en el Mediterráneo“, tuve que dudar entre reírme o enfadarme. Y es que en Europa hay cierta clase de problemas que los periodistas han decidido esconder porque han asumido que su labor no es contarnos lo que pasa sino decirnos lo que tenemos que pensar para pensar bien. Luego, tras conocer el resultado de las elecciones y la creación de una coalición de gobierno entre la coalición de centro-derechaencabezada por la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas, llegaron de nuevo las sorpresas para los periodistas y opinadores profesionales. ¿Populistas de izquierda y derecha juntos en un gobierno? ¡No tiene sentido! Claro que no tiene sentido si uno se empeña en aplicar los esquemas ideológicos de la vieja Guerra Fría al panorama político europeo actual.
Los lectores que me siguen desde hace años recuerdan que allá por septiembre de 2014 llamé la atención de cómo partidos de ambos extremos del arco político habían constituido un bloque que en el Europarlamento votaban a favor de los intereses del Kremlin. Era un síntoma curioso de una convergencia ideológica de partidos que mantienen una agenda orientación económica estatista y una agenda internacional eurófoba y anti-OTAN. Luego, en enero de 2015, los partidos griegos SYRIZA y ANEL, formaron coalición de gobierno, para sorpresa de muchos por su naturaleza de partidos antagónicos en el eje izquierda-derecha. Sin embargo, nuevamente había que prestar atención a su posición sobre la Unión Europea, la OTAN y las relaciones con Moscú para entender los puntos en común.
Curiosamente en la emergencia del nacional-populismo europeoaparece siempre como denominador común a izquierda y derecha los intereses de la Rusia de Putin (véase el punto 327 de “La sonrisa de un país”). En el caso italiano encontramos que se repite la tendencia. Por un lado, tenemos la Liga Norte, un partido regionalista de derechas que nació defendiendo la independencia del norte de Italia, identificada con el neologismo “Padania” (valle del río Po). En marzo de 2017, Matteo Salvini, secretario de la Liga Norte y posible nuevo ministro del Interior del nuevo gobierno italiano, viajó a Moscú donde firmó un “acuerdo de cooperación y colaboración” con el partido Rusia Unida, el partido de Vladimir Putin. Entre los objetivos políticos del acuerdo, estaba buscar la cooperación con Rusia en materias como terrorismo e inmigración ilegal, pero también buscar el levantamiento de las sanciones europeas contra Rusia. Se unía así a otros partidos populistas de derecha europeos, como Alternativa para Alemania o el austríaco Partido de la Libertad, en firmar acuerdos con Rusia Unida.
La relación de la Liga Norte con Rusia venía de antes. Un miembro del partido, Claudio D’Amico, ejerció de “observador internacional” en el referéndum de anexión de Crimea a Rusia. Y antes del viaje de Matteo Salvini en 2017 hubo otros que alentaron los rumores sobre el “oro de Moscú“. Sin embargo, Salvini declaró por aquel entonces que los acuerdos con el partido de Putin no implicaban recibir financiación rusa, pero que “envidiaba” el dinero ruso recibido por el Frente Nacional de Marine Le Pen y estaba abierto a aportaciones “transparentes” al partido.
Por otro lado, tenemos el partido populista Movimiento 5 Estrellas, de difícil clasificación política. Luca Manucci enumera las posiciones del partido en materia como inmigración, condena del fascismo y aliados del EuroParlamento para afirmar que estamos ante un partido que “ni es de izquierdas ni es antifascista“. Pero de las limitaciones del eje izquierda-derecha para entender las ideologías en la Nueva Guerra Fría ya hemos hablado.
En junio de 2016, Manlio Di Stefano, responsable de política exterior del Movimiento 5 Estrellas, declaró en una conferencia en Moscúdurante el XVº Congreso del partido Rusia Unida su deseo de que se levantaran las sanciones a Rusia y una mayor cooperación entre Europa y Rusia, además de culpar a la Unión Europea y Estados Unidos de la crisis ucraniana y describió su papel en ella como una injerencia en asuntos rusos. Esta línea de pensamiento supuso un cambio respecto a las posiciones sobre la Rusia de Putin que mantuvo el partido en el pasado.
Así que tenemos dos partidos nacional-populistas, identificados originalmente como ubicados en extremos opuestos del eje izquierda-derecha, que han formado gobierno en Italia. Un primer borrador del acuerdo de gobierno fue filtrado a la prensa. En él se hablaba de crear un mecanismo para la salida del euro, de una reducción de la contribución italiana al presupusto de la Unión Europea, una condonación de la deuda italiana con el Banco Central Europeo, etc. En política exterior aparece la “apertura a Rusia”, para convertirla en “socio económico y comercial”, y el “retiro inmediato de las sanciones impuestas a Rusia”, con lo que podría rehabilitarse a ese país como “un interlocutor estratégico a fin de solucionar las crisis regionales (Siria, Libia, Yemen)”. Al igual que el punto 327 del programa “La sonrisa de un país” no plantea una salida de la OTAN pero sí convertir a Rusia en un socio estratégico. Como ven, los viejos esquemas políticos no sirven para explicar lo que era, a priori, una alianza contra natura pero la Nueva Guerra Fría sí.
Autor: Jesús Pérez Triana
Fuente: Guerras Posmodernas