David Tovilla para #Coloquio Yucatán
RT volvió a ser evidenciado. El 28 de mayo, el presidente de Francia Emmanuel Macron dijo: “su comportamiento es el de un órgano de propaganda falsa. Difunde información falsa y difamaciones. Opera bajo la influencia de algunos intereses políticos e interviene en el proceso político”. Lo relevante es que lo dijo, de frente, en una conferencia conjunta con el presidente ruso Vladimir Putin. Ya, en privado, vía telefónica se lo había comentado al reclamarle, también, que hackers rusos saquearon el contenido de los ordenadores de su organización política, En Marche!
En diciembre de 2016, la revista Forbes consideró, de nueva cuenta, a Vladimir Putin como el hombre más poderoso del mundo. Durante cuatro años consecutivos lo ha declarado así. La publicación lo sitúa a la cabeza de la lista, en palabras de David M. Ewalt, porque “Desde Moscú hasta Siria e incluso las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el líder ruso sigue consiguiendo lo que quiere”.
Prueba de ello es que, por estos días, uno de los temas mundiales son las revelaciones acerca de los procedimientos para obtener información por parte de la agencia de inteligencia norteamericana. Hoy, es más claro que lo más reciente difundido por Wikileaks está sustentado en el espionaje ruso. Y con ello, Putin, en efecto, logra lo que se propone, hasta poner presidente estadounidense, por ejemplo.
Myriam Redondo ha dado seguimiento al tema en la española revista de la Asociación de Comunicación Política. En el número de marzo, apunta “Rusia puede ser considerado el Estado que mejor ha sabido adaptar las propagandas gris y negra a la tecnología moderna. Son conocidas sus campañas masivas de bots y sus fábricas de troles, donde los empleados reciben cada día argumentos políticos extremos para expandir por las redes. Si algo ha demostrado la renovada guerra fría política entre el este y el oeste es que el Kremlin lo ha hecho mejor que Washington en materia de propaganda digital. Rusia ha ido por delante en la combinación neo lenguaje + propaganda + redes sociales + nuevas opciones multimedia”.
Uno de esos medios con que Rusia logra un impacto mundial es RT, siglas que corresponden al nombre original: Russia Today. Una plataforma sin comparación. Una poderosa arma de comunicación política frente a la que nadie tiene la capacidad de oponer contrapeso. Está por todos lados, de manera que se le encuentre de forma inevitable.
En YouTube, RT es de los canales en vivo permanentes en español, inglés, ruso o árabe. Se transmite en televisión abierta en Reino Unido y Estados Unidos, por televisión satelital y a través de sistemas de cable, como Izzi, en México, desde julio de 2016. Es difícil no toparse con él cuando se buscan canales de noticia en lengua propia.
A través de RT, es obvio, se hace apología de Putin y sus aliados. Entre ellos, el impresentable Nicolás Maduro. Cadena de elogios mutuos, pues el tirano heredero de Hugo Chávez elogia a este medio por tener más fuerza “que mil misiles nucleares”. Desde luego, el canal ya es parte de la red de televisión estatal de Venezuela.
El frente de guerra, en el siglo XXI, se trasladó al ámbito comunicacional. Ahí, Rusia apostó todo, porque siempre ha tenido claro que la política es comunicación. Desde hace décadas, circulaban en América Latina millones de folletos de divulgación acerca de Lenin y el autoritarismo rojo. Hasta las ciudades menos desarrolladas y las entidades más pobres llegaban los pasquines de adoctrinamiento.
En tiempos de la propaganda impresa, Rusia supo invertir para que tuvieran una presencia estratégica. En la época actual, en pleno auge de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), ahí está nuevamente con la omnipresencia que éstas posibilitan.
Consumir lo generado por RT no es un problema, en todo caso se estaría ejerciendo la libertad de consumo. Lo trascendental es tener claro que no es un medio alternativo, como pretende aparentar, sino que se trata del ariete de la comunicación política rusa para mantener a Vladimir Putin en la cima del poder mundial.
Existe un excelente texto de Mira Milosevich-Juaristi sobre el tema del proceder ruso. Se llama “El poder de la influencia rusa: la desinformación”. Ahí, se señala: “Internet y las redes sociales han “democratizado” la información, en el sentido de que cada individuo puede producirla desde el ordenador de su casa o desde su teléfono móvil, lo que implica una pérdida de calidad de la información y la identificación errónea de información y conocimiento. La complejidad del mundo interconectado de hoy agota permanentemente nuestra capacidad intelectual. El déficit de conocimiento y la información confusa han reemplazado la búsqueda de la verdad de los hechos. La verdad ha cedido a la verosimilitud.
“El mundo postmoderno es un mundo donde la verdad siempre es discutible, pero en el que las distintas “percepciones” de la misma deben ser respetadas. En tal contexto, “el punto de vista alternativo” que ofrecen los mensajes de la desinformación rusa parecen verdades respetables, aunque cuestionen constantemente nuestros valores y los cimientos de la democracia liberal”.
Reproducido con el permiso del autor dado a StopFake.org