Autor: Ben Nimmo para DFRLab
Comunidades de los medios sociales con visiones pro-Kremlin, pro-Assad y de ultraderecha se alinean para afirmar que el ataque con armas químicas de Siria fue una operación de «bandera falsa».
Pocas horas después de que el ataque con sarín contra civiles fuera reportado en la zona de Douma controlada por los rebeldes de Siria el 8 de abril, en las redes sociales empezaron a circular publicaciones de que el ataque era una «bandera falsa» puesta en escena por los rebeldes, o quizás por Occidente.
Las acusaciones de tal engaño regularmente siguen a otros incidentes importantes. Dado que las elaboraron bien antes de poder analizar las evidencias, no es posible evaluar sus reclamos directamente. Lo que llamó la atención, en este caso, fue la forma en que las afirmaciones fueron presentadas por dos grupos principales: los partidarios del Kremlin y del presidente sirio Bashar al-Assad y los partidarios de la extrema derecha en ambos lados del Océano Atlántico.
Reclamaciones rusas y prorrusas
El propio gobierno ruso tomó la delantera en reclamar sobre la «bandera falsa», aunque no usó exactamente ese término. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, en una publicación hecha en idioma ruso, calificó los informes del ataque como «fabricados» y como una «provocación peligrosa». Una publicación de Facebook de la Embajada de Rusia en los Estados Unidos calificó el mismo ataque de ser «noticia falsa» e «información inventada».
Los usuarios de Twitter con una abierta posición pro-Kremlin dijeron lo mismo. Una de las más activas fue la cuenta @Ian56789, que @DFRLab y otros investigadores ya identificaron como posiblemente vinculada a la «fábrica de trolls» de San Petersburgo.
El enfoque principal del usuario @Ian56789 fue, y sigue siendo, apoyar al Kremlin y atacar a sus críticos. La misma cuenta afirmó que el ataque con sarín contra civiles en Siria en abril de 2017 y el derribo del vuelo MH17 de Malaysian Airlines en el cielo de Ucrania en julio de 2014 también fueron ataques de “bandera falsa”.
Este usuario está equivocado en ambos casos: una investigación de las Naciones Unidas determinó que las fuerzas del presidente Bashar al-Assad eran culpables del ataque con sarín, mientras que una investigación independiente internacional descubrió que el arma que derribó el MH17 provino de Rusia.
Otras cuentas pro-Kremlin también promovieron la narrativa de la «bandera falsa»; como @DFRLab ya ha informado, el Kremlin ha acusado repetidamente a la oposición siria en general, y al grupo de rescate cascos blancos en particular, de hacer «provocaciones» de este tipo.
Dada la política del Kremlin de apoyar a Assad, estas publicaciones son comprensibles. Sin embargo, estas cuentas tienen una fama dudosa de hacer afirmaciones sobre la «bandera falsa», como el ataque con sarín de 2017 y el derribo del MH17. Por lo tanto, su actividad debe tomarse como un intento de exculpar a Assad antes de que se revise la evidencia, en lugar de llevar a cabo un análisis basado en los hechos y evidencias.
Los partidarios de Assad
Los partidarios de Assad también promovieron la afirmación de que el ataque fue una operación de “bandera falsa”. Entre ellos, las cuentas de @Partisangirl y @AWAKEALERT, que se encuentran entre los simpatizantes más activos e influyentes del presidente sirio en línea.
Ambas cuentas hicieron afirmaciones similares después del ataque con sarín en abril de 2017, que luego se descubrió que había sido realizado por las fuerzas de Assad.
Estas cuentas también son más cercanas a los asuntos de Siria que las pro-Kremlin y publican a menudo sobre el conflicto. Sin embargo, la velocidad con la cual hicieron sus reclamaciones, teniendo en cuenta las inexactitudes anteriormente citadas, sugiere que el reclamo sobre la “bandera falsa” de nuevo no fue respaldado por evidencia sustancial o por lo menos por evidencia alguna.
Las voces de la ultraderecha
La afirmación del ataque de «bandera falsa» también circuló en comunidades de extrema derecha y de mentalidad conspirativa en Occidente. El nacionalista británico Nick Griffin lo tuiteó repetidamente, culpando del ataque a la «escoria salafista».
Griffin se enfocó particularmente en el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien tuiteó que el «animal Assad» pagará un «gran precio» por el ataque. Griffin atribuyó el tono de Trump al establecimiento de la política exterior de Washington D.C., la cual describió como parte de un guión del «Nuevo Orden Mundial», que hace referencia a una teoría de conspiración popular entre los partidarios de la extrema derecha.
Alex Jones, el notorio presentador de Infowars —un sitio con el enfoque de las teorías de conspiración—, tomó una línea similar al vincular el aparente ataque químico con el sorpresivo anuncio de Trump, la semana anterior, de que Estados Unidos iban a retirar sus tropas de Siria.
La autodenominada cuenta «nacionalista, conservadora» @_makada_ argumentó que no habría sido lógico que Assad lanzara un ataque con armas químicas, como también lo hicieron otras cuentas.
Algunas de las cuentas anteriores hicieron reclamaciones similares después del ataque con sarín de 2017, argumentando o implicando que Assad no tenía nada que ganar de los ataques, ya que él ya estaba en una posición ventajosa.
La motivación de estas cuentas parecía más contradictoria. El foco principal de la crítica parecía ser la élite política occidental, a menudo denominada como «neoconservadores» (un peyorativo común para los usuarios de la extrema derecha y pro-Kremlin). Estas son las élites a quienes los simpatizantes de Trump esperaban que los dejara de lado; después de que su administración lanzara ataques aéreos contra Siria en respuesta al ataque con sarín de abril de 2017, varios de sus seguidores más ardientes cambiaron su opinión hacia él.
Conclusión
La reacción al ataque químico reportado desde Siria ejemplificó la intersección ideológica entre la geopolítica y la política nacional.
Los informes fueron rápidamente descartados como «noticias falsas» y ataques de «bandera falsa» por los partidarios del Kremlin y el presidente Assad. La idea parecía primordialmente geopolítica: evitar posibles críticas occidentales o medidas punitivas, desestimando los reclamos contra el Kremlin y Assad.
La misma idea de la «bandera falsa» fue utilizada por usuarios de extrema derecha y conspiradores, pero esto parecía provenir principalmente de un razonamiento interno. En lugar de defender a los regímenes ruso o sirio, el principal objetivo parecía haber sido atacar a los occidentales, retratándolos como élites «neoconservadoras» y militaristas que se separaron de los procesos democráticos del gobierno.
La reacción al ataque sirio, por lo tanto, ilustró cómo y porqué estos grupos separados promueven los mismos mensajes. Sus propósitos son diferentes; sin embargo, su objetivo —los gobiernos occidentales y las políticas exteriores— es común.
Autor: Ben Nimmo para DFRLab