Fuente: Hanna Tverdojlib, para Voz de América
Una “realidad tergiversada” y los discursos prorrusos repletos de controversias sobre la guerra de Rusia contra Ucrania (también sobre el papel de EEUU) se han apoderado de una parte significativa del espacio televisivo italiano y son difundidos por líderes de opinión locales en las redes sociales. Estas conclusiones del proyecto de investigación Desinformación y acción: las narrativas estrategias pro-Kremlin en Italia fueron presentadas por Luigi Sergio Germani, director científico del Instituto de Investigaciones Gino Germani.
Luigi Germani es experto en política interior y exterior rusa que estudia las estrategias de la guerra híbrida, la delincuencia organizada y los servicios especiales rusos. El 14 de septiembre, Germani dio un discurso en el evento Mentira, Propaganda y Desinformación: la influencia en la victoria de Ucrania, organizado por la Fundacion Ucrania-EEUU.
Realidad distorsionada y mentiras sobre la guerra
Aparte de información falsa sobre las razones de la guerra rusa, los medios de comunicación y las redes sociales italianas difunden desinformación interpretando los acontecimientos de Ucrania no como una agresión militar rusa o una guerra genocida, sino como una «agresión de Occidente contra Rusia», afirmó Germani.
ENTRE LOS DIFUSORES DE DESINFORMACIÓN EN ITALIA HAY PROFESORES UNIVERSITARIOS, EX MILITARES Y EX DIPLOMÁTICOS.
Luigi Sergio Germani
“Por tanto, la realidad está tergiversada de pies a cabeza. Estas narrativas falsas, como por ejemplo que la OTAN o EEUU supuestamente aspiran a destruir Rusia, se difunden en Italia por una gran cantidad de personas influyentes”, expone el experto.
Entre los difusores de esta desinformación se encuentran profesores universitarios, antiguos militares y ex diplomáticos. Según el experto, aparecen regularmente en televisión y repiten constantemente estas narrativas pro-Kremlin.
Métodos soviéticos de propaganda junto con las redes sociales y troles
“Moscú lleva apuntando a Italia desde la Guerra Fría para contribuir a desestabilizar Europa. Hoy se aplica el mismo concepto de medidas de propaganda activa soviética. «Lo que vemos hoy es en cierto modo una repetición de lo que tuvimos durante la Guerra Fría», afirma Germani, «creo que la mayoría de la gente reconoce estos conceptos de medidas activas en el mundo académico, los diversos métodos de influencia política y psicológica, de la desinformación a la propaganda, el reclutamiento de agentes de influencia, la financiación de partidos, etc”, recuerda Germani.
Según el experto, los italianos que de una u otra manera se influenciaron por Rusia están difundiendo narrativas de desinformación de que Italia supuestamente “no tiene una soberanía real por culpa de la UE y la OTAN”, que es “esclava de EEUU o de la OTAN”, seguido de esto aparecen «historias de terror» sobre la migración, a la que se califica de «invasión que amenaza a Europa y que supuestamente está dirigida por élites como Soros o la CIA u otras figuras de tal leyenda».
Por otro lado, la guerra de Rusia contra Ucrania se presenta como un intento de EEUU de «dividir Europa y Rusia», aunque es Rusia la que está librando una guerra brutal, al haber invadido la Ucrania independiente sin provocación alguna, recuerda el experto.
Según Germani, el Kremlin posee gran habilidad para comprender la dinámica de cuestiones complejas en las sociedades de todo el mundo» y utiliza las cuestiones problemáticas para suscitar problemas en su propio beneficio.
Donald Jensen, asesor principal para Rusia y Europa del Instituto de la Paz de Estados Unidos, añadió a su vez: «Se trata de una guerra rusa multidimensional. Además de las operaciones militares en Ucrania, implica influencia criminal, corrupción y sobornos en otros países, precisamente para promover sus propias narrativas de desinformación«.
Jensen confirma que las viejas tecnologías del KGB siguen funcionando, pero la diferencia en las acciones de Rusia hoy en día es el uso de las nuevas tecnologías, las redes sociales, que les permiten llegar a casi todo tipo de audiencias y «poner en marcha el plan de difusión de troles que difunden necedades».
Redes de espionaje
La presidenta de la Fundación Ucrania-EEUU, Nadia McConnell, añadió que, en su opinión, durante mucho tiempo Occidente realmente no comprendía las dimensiones y la profundidad de las continuas desinformación y propaganda rusas. Esto permitió a los rusos ampliar su red de espionaje.
Según ha informado Voz de América, el director del FBI, Christopher Wray, ha declarado que el número de espías rusos en Estados Unidos sigue siendo «demasiado elevado» a pesar de los recientes intentos de erradicarlos. Y el proyecto Polygraph de Voz de América publica regularmente refutaciones, incluidas las de la desinformación rusa.
Los panelistas en Washington advirtieron que la desinformación es sólo un componente de la estrategia multidimensional de Rusia para atacar a las democracias occidentales. Otros componentes son los ciberataques, el apoyo a movimientos antisistémicos y extremistas, la corrupción y el soborno de funcionarios o académicos, los intentos de interferir en las elecciones y otros métodos delictivos.
Reclutamiento de estadounidenses y europeos bajo la apariencia de programas de intercambio
En cuanto al reclutamiento por parte de Rusia de líderes de opinión en Europa y Estados Unidos, Luigi Germani puso el ejemplo de cuando el FBI desenmascaró a un grupo de espías en Estados Unidos. Así, el Departamento de Justicia estadounidense acusó a agentes de inteligencia rusos de conspirar para utilizar a estadounidenses como agentes del gobierno ruso. Los acusados intentaron sembrar la discordia difundiendo propaganda prorrusa e interferir en las elecciones estadounidenses.
También se abrió un caso penal contra la ciudadana rusa Natalia Burlinova, que en Estados Unidos «utilizaba el compromiso de instituciones académicas y de investigación con el libre intercambio de ideas para promover intereses rusos».
Según el testimonio jurado en la causa penal, resultó que Burlinova reclutó a ciudadanos estadounidenses de instituciones académicas y de investigación para que viajaran a Rusia en el marco del programa de diplomacia pública «Conocer Rusia», financiado por el gobierno ruso.
Posteriormente, Burlinova informaba al oficial del FSB sobre ciertos ciudadanos estadounidenses que «tienen una actitud positiva hacia Rusia y están dispuestos a seguir cooperando».
Según Germani, Burlinova también llevó a cabo su actividad en Italia.
Mediante esta «diplomacia blanda», los rusos identifican a jóvenes líderes en Occidente y les invitan a visitar Rusia. Se trata de un enfoque a largo plazo para formar un grupo de influencia en Occidente, con la expectativa de que en el futuro estas jóvenes figuras se conviertan en líderes en sus países y apliquen políticas prorrusas», afirma el experto italiano.
Nadia McConnell, por su parte, también subrayó que el mundo académico debería replantearse cómo lleva a cabo los estudios soviéticos y rusos. En particular, para evitar contribuir a la propaganda mediante el falso paradigma de algunos enfoques del estudio de la herencia y las realidades rusas.
Y el Gobierno, considera Donald Jensen, debería tomarse más en serio la cuestión sobre las operaciones híbridas y propaganda rusas.
La escritora Oksana Zabuzhko también instó a «reescribir los libros de texto» en una entrevista con Voz de América. “Debéis reescribir todos los libros de texto rusocéntricos sobre Rusia, la Unión Soviética, Europa del Este y cualquier otro estudio escrito bajo su dictado. Porque resulta que todo era mentira. Y era mentira porque les escuchasteis a ellos y no nos escuchasteis a nosotros«, afirma Zabuzhko.
Fuente: Hanna Tverdojlib para Voz de América
