Escrito por Agnieszka Legucka
Rusia y China están unidas por el deseo de cambiar el orden internacional existente. Estos dos regímenes autoritarios creen que Occidente —liderado por Estados Unidos— domina «injustamente» el mundo. La desinformación y la propaganda son una de las herramientas convenientes que tanto Rusia como China utilizan contra sus rivales internacionales, mientras consolidan a sus ciudadanos alrededor de sus gobernantes. Los expertos advirtieron la intensificación de la cooperación ruso-china en el momento del surgimiento y propagación de la pandemia del COVID-19, cuando la parte rusa repetía la falsa retórica de la desinformación china, en particular sobre el origen del virus que supuestamente fue creado en laboratorios estadounidenses y luego fue difundido en China con el objetivo de debilitar al país y desacreditarlo en el mundo. En el caso de la agresión rusa a gran escala contra Ucrania, los papeles se han invertido y ahora China suele difundir desinformación y propaganda rusa. En julio de 2021, China y Rusia alcanzaron un acuerdo bilateral de cooperación en el ámbito de las relaciones públicas y las narrativas informativas. En el marco de este acuerdo, durante una cumbre virtual con la participación de representantes del gobierno y medios de comunicación de ambos países, se discutió una estrategia detallada para el intercambio de contenidos informativos, el desarrollo de medios digitales y la producción conjunta de programas de televisión. Este paso tiene como objetivo fortalecer la influencia informativa de ambos países en el ámbito internacional mediante propaganda coordinada y actividades de persuasión.
Objetivos de Rusia y China
La guerra de información que China y Rusia están llevando a cabo contra Occidente tiene como objetivo fortalecer sus posiciones internacionales y lograr objetivos estratégicos de manera más efectiva. Rusia busca satisfacer sus necesidades de seguridad en Europa, principalmente en la expansión de la OTAN hacia el este, así como obtener la victoria en el frente ucraniano. A través de la desinformación y la propaganda, devaluando a Ucrania, Rusia está tratando de debilitar el apoyo de Occidente a Ucrania. Intenta influir en el debate en Europa y Estados Unidos creando sentimientos antiucranianos. Al mismo tiempo, busca socavar la legitimidad de las sanciones occidentales, presentándolas como una presión injusta sobre Rusia. China, aunque busca debilitar a Estados Unidos y Occidente, está cambiando sus objetivos a medida que continúa el conflicto. Su apoyo a Rusia se está volviendo más defensivo dada la unidad de Occidente, incluidos sus socios del Indo-Pacífico. Buscan construir inmunidad contra un Occidente cada vez más hostil (charm offensive). La percepción del bloque antichino y antiruso se evidencia en el mensaje de la República Popular China sobre «escisiones y oposición de bloques». Actualmente, Rusia y China buscan ampliar el círculo de aliados políticos con la ayuda de campañas de imagen de los países del Sur Global. Al mismo tiempo, China está tratando de socavar la unidad de Occidente mediante una «diplomacia sonriente» o una «diplomacia de panda», mostrando su distancia con Rusia.
Narrativas y métodos de desinformación de Rusia y China
La base de la política y de la propaganda rusas durante la guerra es la negación de Ucrania como un Estado independiente y la presentación de los ucranianos como peones en el juego de las superpotencias (normalmente se trata de Estados Unidos). Después del inicio de la invasión rusa a Ucrania en 2022, las autoridades rusas y los medios de comunicación pro-Kremlin comenzaron a utilizar con mayor frecuencia retórica como «régimen de Kyiv», «títeres de Washington», «fascistas» y «nazis». Esto se hizo para desacreditar a Ucrania, deshumanizar a los ucranianos y convencerlos de la influencia estadounidense en Ucrania. Rusia acusa a Occidente de incumplir sus promesas de no ampliar la OTAN hacia el este. Los estudios indican un aumento en el uso de las palabras «nazis» y «genocidio» en los medios de comunicación del Kremlin, con el objetivo de incitar una sensación de amenaza en la sociedad rusa.
En cambio, el bloqueo de la información y el control de los medios por parte del Kremlin contribuyen a la manipulación de la imagen del conflicto. Rusia elude su responsabilidad por la guerra, calificándola de «operación militar especial». Al mismo tiempo, rechaza las acusaciones de crímenes cometidos por el ejército ruso en Ucrania y acusa a los medios occidentales de difundir noticias falsas. Al mismo tiempo, Rusia tuvo que adaptarse a las restricciones de la UE, que desde marzo de 2022 bloquea los medios estatales de propaganda rusos en Europa (en particular RT y Sputnik). Se puede decir que Rusia se ha «pasado a la clandestinidad» y está utilizando fábricas de trolls para reforzar narrativas beneficiosas para el Kremlin, adaptando la información a diferentes públicos, por ejemplo, en Hungría o Alemania: los trolls convencen de la insensatez de las sanciones occidentales contra Rusia. En cambio, en Polonia, Rusia difunde información falsa sobre los refugiados ucranianos e inflama los reclamos de Polonia contra Ucrania, tratando de dividir a ucranianos y polacos.
Para evitar el bloqueo en la UE, RT utilizó una estrategia de acceso a diferentes canales de información. En la mensajería Telegram se ha creado un canal especial «Vídeos en diferentes idiomas» (“Videos in different languages”), que recopila vídeos sobre Ucrania y permite compartirlos en otras redes sociales. Se eligió Twitter como una red social principal para distribución del contenido de RT disponible en 17 idiomas. Además, se publicó contenido en las plataformas Gettr, Gab y TruthSocial. Esta táctica hizo posible distribuir materiales a través de las cuentas oficiales de los ministerios y embajadas rusos. Un fenómeno particularmente interesante fue el interés por los contenidos en español, especialmente RT en Español, que se distribuyó entre las audiencias latinoamericanas. En abril de 2022, RT en Español ocupó el tercer lugar entre las páginas que más difunden información sobre la invasión rusa a Ucrania en la plataforma Twitter. Esta estrategia adaptativa ha permitido a RT alcanzar con éxito sus objetivos informativos a pesar de las restricciones de la UE.
Un análisis de la propaganda y de la desinformación chinas muestra diferencias significativas en relación con la propaganda rusa. Vale la pena señalar que se evitan deliberadamente narrativas como la “lucha contra los nazis ucranianos” o la “desnazificación de Ucrania”. La narrativa china intenta crear una imagen de distanciamiento de Rusia. El discurso presentado oficialmente tiene como objetivo presentar a la República Popular China como un país neutral, fomentando una cooperación sin problemas (bussines as usual). Sin embargo, la actitud de China hacia la guerra también muestra su apoyo a la perspectiva de Rusia. Cuando los medios de comunicación y los representantes políticos chinos hablan de Ucrania, utilizan términos como «cuestión ucraniana», «crisis ucraniana» o «disputa ucraniana», y rara vez reconocen a Ucrania como sujeto. China todavía ve a Ucrania en la esfera de influencia de Rusia. China también comparte los argumentos rusos sobre la «cuestión ucraniana», sugiriendo que Occidente contribuyó al conflicto. La narrativa china sobre Rusia difiere de la narrativa china sobre Ucrania, ya que a menudo enfatiza la soberanía rusa y las preocupaciones justificadas sobre la seguridad de Rusia. Los dos países comparten ciertos elementos de la narrativa, como el «principio de indivisibilidad de la seguridad», que parece ser utilizado estratégicamente por China. Otro ejemplo es la proliferación de acusaciones rusas sobre laboratorios de biotecnología en Ucrania. China culpa a Occidente de la crisis humanitaria y de las dificultades económicas, criticando las sanciones impuestas a Rusia. China sugiere que Estados Unidos se está beneficiando de las restricciones impuestas, ganando con las ventas de armas y de gas a Europa. La manipulación también es evidente en la narrativa sobre la posibilidad de que Rusia utilice armas nucleares. China expresa su oposición a tal amenaza, aunque no condena directamente a Rusia. Sus declaraciones de oposición conjunta al uso de armas nucleares, a pesar de las claras declaraciones de apoyo a Rusia, son un elemento importante de la estrategia de desinformación de China.
¿Funciona la desinformación rusa y china?
Es difícil evaluar la eficacia de la desinformación, porque los ejemplos de manipulación rusa y china muestran que no sólo son importantes los métodos y el contenido de mensajes, sino también la actitud de la audiencia hacia sus destinatarios. Las campañas de propaganda y desinformación rusas y chinas se dirigen a tres públicos principales: Occidente, el Sur Global y sus propias sociedades. Se puede suponer que la desinformación y la propaganda china son más efectivas en el caso de las audiencias occidentales (especialmente entre algunos tomadores de decisiones y periodistas, pero en menor medida en sociedades con actitudes negativas hacia China), mientras que en los países del Sur Global prevalece la influencia manipuladora de Rusia.
Desde el comienzo de la invasión abierta rusa de Ucrania en 2022, la propaganda y la desinformación rusas han tenido resultados moderados en Occidente. Hasta el momento, no han logrado cambiar significativamente la política de la UE y Estados Unidos, ni tampoco debilitar el apoyo a Ucrania. Vale la pena señalar que en mayo del año pasado, nada menos que el 93% de los encuestados europeos encuestados por el Eurobarómetro estuvieron de acuerdo en proporcionar ayuda humanitaria a las personas afectadas por el conflicto en Ucrania, y el 88% creía que la UE debería aceptar refugiados de Ucrania. Por lo tanto, las herramientas rusas de desinformación, como los trolls de Internet, no han tenido mucho éxito. Sin embargo, pueden afectar la actitud de algunas sociedades ante posibles sanciones futuras contra Rusia, especialmente cuando se trate de Hungría y Alemania. Por ejemplo, el 47% de los alemanes cree que las sanciones perjudican más a la UE que a Rusia, y sólo el 12% cree que afectan más a Rusia. En Polonia, una estrategia eficaz para el enfrentamiento entre polacos y ucranianos es el uso de cuestiones históricas (por ejemplo, Volyn) y económicas (por ejemplo, acusaciones de presencia de privilegios para los ucranianos que se refugian en Polonia).
La eficacia de la manipulación china es más compleja. A veces, los líderes europeos sugieren que China se abstenga de apoyar abiertamente a Rusia, demostrando una posición neutral, y, por tanto, pueda actuar como mediador entre Rusia y Ucrania. Así lo dijeron el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Estas mismas declaraciones pueden ser el resultado de diferentes motivos: desde los intentos de distanciar a China de Rusia hasta el deseo de proteger los intereses económicos. Sin embargo, la difusión de la narrativa china sobre la guerra en Ucrania perpetúa percepciones falsas sobre las intenciones de la República Popular China. Algunos políticos, expertos y periodistas occidentales a menudo consideran fiables los llamamientos de China a una tregua y conversaciones de paz. Se perciben como una señal de un cambio en la narrativa de China, que demuestra su responsabilidad y disposición para detener las acciones de Rusia. Sin embargo, estos llamamientos sirven principalmente a los intereses de Rusia y evitan las aspiraciones de los ucranianos que luchan por la libertad y la soberanía. China no pide a Rusia que cese el fuego, tampoco que se retire del territorio de Ucrania.
En cambio, la eficacia de la propaganda rusa en el Sur Global se manifiesta, por ejemplo, en las votaciones de la ONU. Cinco países latinoamericanos (Bolivia, Cuba, El Salvador, Nicaragua y Venezuela) se abstuvieron o se negaron a participar en la votación de la Asamblea General de la ONU, que condenó a Rusia por la invasión de Ucrania. Después de la masacre de Bucha, México y Brasil se abstuvieron de votar una resolución para expulsar a Rusia del Consejo de los Derechos Humanos. En mayo de 2022, el político brasileño y actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, dijo que el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyi, era «tan responsable de la guerra como Putin». Entre los países que votaron a favor de la resolución, 143 la apoyaron, 5 estuvieron en contra —incluida Rusia— y 35 se abstuvieron. La mayoría de estos países son países africanos, así como China e India. En este último grupo, Rusia difunde desinformación antiucraniana.
En lugar de conclusiones…
Un periodista que conozco me dijo una vez que, cuando miras la televisión rusa, tienes la impresión de que Rusia está rodeada por Ucrania por todos lados. Según el conocido síndrome de la «fortaleza asediada» en la sociedad rusa, alguien o algo siempre está amenazando a Rusia, no le gustan los rusos (tienen rusofobia), quiere rodear, esclavizar o cambiar al país. Ucrania ha sido el tema principal de la propaganda y la desinformación rusa durante muchos años. Esta tendencia se intensificó aún más durante la agresión a gran escala de la Federación de Rusia contra Ucrania. En el caso de China, la guerra en Ucrania ha complicado su relación con la UE, que a China le gustaría dividir con Estados Unidos. Al mismo tiempo, utilizando desinformación y propaganda, Rusia y China quieren convencer al público internacional, especialmente a los países del Sur Global, de que el conflicto en Ucrania fue provocado por fuerzas externas. Por el momento, Occidente debería fortalecer sus actividades informativas y diplomáticas.