El coronel del Ejército de la República Popular de Ucrania (UNR por sus primeras letras en ucraniano) y jefe de la Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN), Yevguén Konovalets, no era «hitleriano» y nunca había tenido ningún vínculo con Adolf Hitler. La única fuente que contiene información sobre el supuesto encuentro entre Konovalets y Hitler son las memorias de Pavel Sudoplatov, el asesino de Konovalets. Ninguna de las ramas de los movimientos de liberación ucranianos, incluidas la OUN y la UPA (Ejército Insurgente Ucraniano), fueron declaradas culpables en los juicios de Núremberg.
Los medios de comunicación rusos siguen difundiendo narrativas sobre la necesidad de la mítica «desnazificación» de Ucrania. Esta vez, los medios pro-Kremlin —justificando la invasión rusa de Ucrania, cuyos motivos agresivos se disfrazan de «lucha contra el neonazismo»— afirmaron que «Ucrania ha mostrado una vez más su naturaleza nazi al llamar a un batallón de las Fuerzas Armadas de Ucrania en honor a un nazi». Así reaccionó la propaganda rusa a la concesión del nombre honorífico de «Coronel Yevguén Konovalets» al 131º batallón de reconocimiento separado de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
«Una vez más se confirma la naturaleza nazi del régimen de Kyiv: otra unidad militante fue bautizada con el nombre del nazi Yevguén Konovalets… Konovalets puede ser calificado como uno de los más fieles colaboradores de Hitler, que se distinguía por su lealtad… Por algo Hitler honró a Konovalets con una audiencia personal en dos ocasiones«, escriben los medios rusos.
El 1 de octubre, con motivo del Día de los Defensores de Ucrania, el presidente Volodymyr Zelenskyy concedió al 131º batallón de reconocimiento separado de las Fuerzas Armadas de Ucrania el nombre honorífico de Yevguén Konovalets, coronel del Ejército de la República Popular de Ucrania y dirigente de la Organización de Nacionalistas Ucranianos. Los medios rusos, en el contexto de la justificación de su agresión y guerra contra Ucrania, difundieron inmediatamente decenas de falsedades sobre la naturaleza «nazi» de Konovalets, que supuestamente «se reunió varias veces con Hitler».
La información sobre estas míticas «reuniones» no es más que una falsedad inventada y promovida activamente por la maquinaria de propaganda soviética, explicó en un comentario a StopFake Yana Prymachenko, doctora en Historia e investigadora principal del Instituto de Historia de Ucrania de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania.
«Konovalets tenía algunos lazos con Wilhelm Canaris, que en realidad había estado a cargo de la inteligencia desde la República de Weimar, pero no tenían vínculos directos. Además, Konovalets tenía ciertos sentimientos antipolacos en 1934, cuando Alemania y Polonia firmaron un tratado de amistad y cooperación que debía garantizar unas buenas relaciones de vecindad, pero a petición de la parte polaca, todos los representantes de la OUN, que en aquel momento era el enemigo número 1 del Estado polaco, fueron expulsados de Alemania. Entonces cesaron todos los contactos de Konovalets«, relató Yana Prymachenko.
Según la historiadora, Alemania no toleraba en absoluto a los sublevados ucranianos, y la información de que Konovalets “tenía contacto directo con Hitler” es un antiguo bulo soviético.
«Se trata de figuras históricas de diferentes categorías de peso», afirmó Prymachenko.
Sin embargo, Rusia continúa usando activamente esta narrativa hasta el día de hoy. En la era soviética, explica Yana Prymanchenko, los ucranianos estaban divididos en dos categorías: los “buenos” que eran fieles al gobierno soviético, y los “malos” eran todos aquellos que estaban en contra del régimen soviético automáticamente eran tachados de colaboracionistas. Hoy, el Kremlin aplica el mismo principio.
«Es esta dicotomía de blanco y negro la que Rusia sigue explotando, y por eso decidieron atacar de nuevo a Konovalets: porque era un enemigo del régimen soviético, y por eso lo mataron. ¿Por qué lo mataron? Porque quería construir una red clandestina en la Unión Soviética y, por tanto, suponía una amenaza para el régimen. El juego comenzó con Konovalets, y se creó la llamada legendaria dirección de la OUN, una falsa «clandestinidad». Konovalets se unió a este juego y esto condujo a su asesinato a manos del agente del servicio secreto soviético, Pavel Sudoplatov, que trabajaba bajo el nombre encubierto de ‘Pavlo Valiuj«, afirma la historiadora Prymachenko.
De hecho, las memorias de Pavel Sudoplatov, el asesino de Konovalets, son la única fuente de información sobre el supuesto encuentro entre Konovalets y Hitler.
«Stalin ordenó el asesinato de Yevguén Konovalets, así que pueden imaginarse lo peligroso que era para la Unión Soviética. En general, para Stalin, el “separatismo ucraniano” era extremadamente peligroso — durante la llamada Guerra Civil Rusa, Stalin estuvo en Ucrania y vio lo turbulenta que era esa república y lo fuerte que era nuestra insurgencia. Stalin vio que este movimiento empezaba a acabarse con el telón de fondo de la hambruna de 1921-1923, y por eso organizó Holodomor (la Gran Hambruna) en 1932-1933«, resumió Yana Prymachenko.
Los medios de comunicación rusos, en el contexto de la justificación de la agresión y la guerra contra Ucrania, difunden constantemente tesis refutadas sobre la «Ucrania nazi» y la “OUN (Organización de Nacionalistas Ucranianos) y UPA (Ejército Insurgente Ucraniano) nazis«. Cabe recordar que durante los juicios de Núremberg de 1945-1946, ninguna de las ramas de los movimientos de liberación ucranianos —incluidas la OUN y la UPA— fue declarada culpable. Por lo tanto, todos los intentos de la maquinaria propagandística soviética —y ahora rusa— de tachar a los insurgentes ucranianos de «cómplices de los nazis y los fascistas» fueron refutados en el momento del tribunal internacional.
También cabe señalar que los símbolos fascistas y nazis están prohibidos en toda Ucrania, de acuerdo con la Ley «Sobre la condena de los regímenes totalitarios comunistas y nacionalsocialistas (nazis) en Ucrania y la prohibición de la propaganda de sus símbolos«. Además, el uso de tales símbolos conlleva responsabilidad penal y se castiga con penas de prisión de hasta cinco años.