Ucrania no necesita una “desnazificación”, como afirma el Kremlin. Las fuerzas de ultraderecha no están representadas en las autoridades ucranianas, tampoco tienen apoyo electoral entre la población. El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, proviene de una familia judeo-ucraniana. Los derechos de la población de habla rusa no son oprimidos en Ucrania.
Vladimir Putin declaró que la “desnazificación de Ucrania” es la razón principal de la invasión rusa a Ucrania. El lado ruso continúa haciendo esta demanda en el proceso de negociación en la persona de Vladimir Medinski, el consejero del presidente ruso.
Por «desnazificación» Rusia siempre quiere decir cosas diferentes: la eliminación de los nacionalistas ucranianos, la transferencia a los tribunales de los «criminales» responsables de «crímenes sangrientos contra civiles en el Donbás», la abolición de cualquier ley que supuestamente discrimine a los rusohablantes en Ucrania, el bloqueo a la posibilidad de que «seguidores de ideas radicales entren en las estructuras de poder de Ucrania».
Sin embargo, todas esas acusaciones a Ucrania de ser “nazi” son infundadas y absurdas. El mismo término «desnazificación» fue tomado de la historia de la Segunda Guerra Mundial, que a los propagandistas rusos les encanta llamarla la «Gran Guerra de la Patria». En ese entonces la desnazificación fue realizada por la iniciativa de la coalición anti-Hitler con el propósito de purificar la sociedad alemana y austriaca de la influencia de la ideología nazi. Se realizaba de una manera distinta en diferentes partes: los símbolos nazis se eliminaron, se abrieron procesos penales contra los nazis y se les privó del acceso al trabajo en puestos políticamente importantes; por ejemplo, en los tribunales, la policía o los órganos de autoridad locales.
Los historiadores dicen que Putin usa el término sólo con fines propagandísticos debido a su miedo a la democracia actual de Ucrania, sin una conexión real con la historia de la lucha contra el nazismo en el período de posguerra. Por ejemplo, el historiador y escritor Timothy Snyder en una entrevista para Time dijo que “usando este término fuera de contexto, Putin solo está tratando de convertir al país y a la gente de la que habla en la Alemania nazi”.
Vale la pena señalar, que varios académicos de todo el mundo que estudian la historia del genocidio, el nazismo y la Segunda Guerra Mundial han firmado una declaración en la que alegan que el régimen ruso está abusando del término «genocidio», la conmemoración de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto así como en los intentos de equiparar al Estado ucraniano con el régimen nazi para justificar la guerra.
“Rechazamos enérgicamente el abuso cínico del gobierno ruso del término genocidio, el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, y la equiparación del Estado ucraniano con el régimen nazi para justificar su agresión no provocada. Esta retórica es objetivamente incorrecta, moralmente repugnante y profundamente ofensiva para la memoria de millones de víctimas del nazismo y de quienes lucharon valientemente contra ello, incluidos los soldados rusos y ucranianos del Ejército Rojo”, se afirma en la declaración.
Al mismo tiempo, los historiadores no niegan que, como en cualquier otro país, Ucrania tiene elementos y grupos de extrema derecha, pero «nada de esto justifica la agresión rusa y la mala interpretación de lo que es Ucrania«.
El Museo de Auschwitz, el Museo del Holocausto (EE.UU.) y otras instituciones se opusieron públicamente a la distorsión de la historia para justificar la agresión rusa en Ucrania. Una declaración separada también fue firmada por grupos que representan a los sobrevivientes del Holocausto.
A pesar de la existencia de grupos de extrema derecha en Ucrania, no son populares entre los ucranianos. Así, en las últimas elecciones parlamentarias de 2019, la coalición de dichos partidos no pudo obtener ni un solo escaño en la Verkhovna Rada de Ucrania. Tampoco hay tolerancia para el antisemitismo en Ucrania. La legislación ucraniana tipifica como delito el odio a las personas de ascendencia judía.
Lo comprueban también los sondeos sociológicos de Ucrania. Así, el 2019 el Instituto Internacional de Sociología de Kyiv realizó un sondeo sobre prejuicios interétnicos entre los ucranianos. La encuesta se realizó en la escala del sociólogo estadounidense Emory Bogardus: los encuestados tenían que responder en una escala de 1 (actitud como a los miembros de la propia familia) a 7 (no les dejarían entrar a Ucrania) qué tanto están dispuestos a permitir relaciones con diferentes grupos étnicos. Según esta escala, el índice más bajo está entre los ucranianos en relación con los ucranianos de habla ucraniana y los ucranianos de habla rusa (2,18 y 2,67, respectivamente), y el más alto, entre los gitanos (romaníes) (5,41) y los africanos (5,20). 5 puntos en esta escala es el nivel de actitud a otros grupos étnicos igual como al pueblo de Ucrania. En general, los sociólogos han notado un descenso en el índice de xenofobia en el país.
Al mismo tiempo, un estudio sociológico similar en Rusia en 2018 mostró un aumento del sentimiento xenófobo entre los rusos. Así, el 43 % de los rusos encuestados dijeron que no dejarían entrar a los romaníes (gitanos) en el país, el 33 % no estaba de acuerdo con dejar entrar a los africanos y el 30 % a los asiáticos. Uno de cada cinco rusos no permitiría la entrada de ucranianos al país (22 %). El 15% de los rusos no está de acuerdo en permitir la entrada de judíos al país.
También echemos un vistazo a una investigación internacional del Pew Research Center en los países europeos en 2018. Se preguntó a los europeos quién no aceptaría a los judíos como conciudadanos. Ucrania tuvo la tasa más baja en comparación con otros países: 4 %, mientras que en Rusia un 14 % respondieron de acuerdo con tal afirmación.
La mayoría de los medios y analistas occidentales se refieren al batallón Azov como un movimiento de extrema derecha en Ucrania, mientras que el propio regimiento niega y refuta la mayoría de las acusaciones. Muchos expertos señalan que no hay democracia en la que no existan tales grupos, incluidos los Estados Unidos.
En un artículo de Jewish Unpacked sobre el análisis de la situación de la extrema derecha en Ucrania y si realmente existe un problema con el nazismo en Ucrania, el autor concluye: “Hay un mundo de diferencia entre las preocupaciones reales sobre la creciente extrema derecha y las afirmaciones hiperbólicas de que Ucrania está alineada con el nazismo. La extrema derecha es un problema en Ucrania, pero Ucrania está lejos de ser un Estado nazi».
Además la propaganda del Kremlin durante últimos los 8 años ha fomentado el tema sobre una presunta discriminación de los rusohablantes en Ucrania, sobre el cual se justificaba la ocupación de Crimea y la agresión en el Donbás. StopFake muchas veces ha desmentido tales falacias de los medios rusos: “Falso: En la ciudad ucraniana de Lviv prohíben la lengua rusa”, “Falso: Nueva ley sobre educación de Ucrania es anticonstitucional y prohíbe la lengua rusa”, “Falso: La nueva ley sobre el idioma en Ucrania viola la Constitución y los derechos de los rusófonos” y otros.
Por lo tanto, las declaraciones de Putin y otros funcionarios rusos de que Ucrania necesita una desnazificación son infundadas, y este argumento descabellado puede usarse para justificar la agresión contra cualquier otro país del mundo.