Los expertos de la UNESCO y de la ONU han registrado ataques rusos a al menos 270 objetivos culturales ucranianos, de los cuales 116 son edificios religiosos.
Los medios pro-Kremlin, tratando de justificar la destrucción durante el ataque aéreo ruso a la Catedral de la Transfiguración de Odesa el 23 de julio, se han dispuesto a difundir masivamente una noticia falsa de que los ocupantes supuestamente no atacan los monumentos históricos de Ucrania. Continuando en la línea sobre la «alta precisión de los ataques» del ejército ruso «exclusivamente en instalaciones militares ucranianas», los medios de comunicación rusos afirmaron que los ocupantes «no atacan la infraestructura social ni los edificios religiosos» y negaron todas las acusaciones de destrucción de iglesias y la infraestructura pacífica en Ucrania.
Las declaraciones de Rusia sobre su supuesta no participación en la destrucción de los bienes del patrimonio cultural y edificios religiosos en Ucrania son una desinformación. La narrativa rusa se desmiente no sólo con los datos oficiales recopilados por la parte ucraniana, sino también con los datos de los aliados internacionales de Ucrania. A fecha del 20 de julio de 2023, los expertos de la UNESCO han verificado y documentado los deterioros de Rusia a 270 objetivos culturales en Ucrania, incluidas iglesias, museos, edificios históricos, monumentos, bibliotecas y archivos.
Según la UNESCO, el primer lugar en cuanto al número de destrucciones de monumentos culturales lo ocupa la región de Donetsk, allí los ocupantes dañaron o destruyeron 78 objetivos. Después está la región de Járkiv (55 objetivos), la de Kyiv (38 objetivos), la de Lugansk (33 objetivos) y la de Cherniguiv (17 objetivos). En el resto de las regiones ucranianas los rusos destruyeron al menos un monumento del patrimonio cultural e histórico de Ucrania. Los datos especificados han sido verificados y confirmados por expertos de la UNESCO in situ, en contraste con las declaraciones infundadas de Rusia. Además, la información presentada por los especialistas de la UNESCO no es definitiva, la investigación pericial está en curso.
La UNESCO y la ONU también subrayan la culpabilidad del ejército ruso en el ataque premeditado a la Catedral de la Transfiguración de Odesa en la noche del 23 de julio de 2023. Los expertos internacionales dirigirán una misión para evaluar los daños causados por los ocupantes rusos al centro de Odesa, que es Patrimonio de la Humanidad.
Además de la destrucción de la catedral, los especialistas de la UNESCO han registrado ataques rusos a 116 bienes religiosos de Ucrania. Sin embargo, es imposible calcular la cantidad exacta de objetivos dañados debido a la ocupación temporal por los rusos de las partes de las regiones de Lugansk, Jersón, Zaporiyia y Donetsk.
Los expertos ucranianos proporcionan datos aún más impactantes. Según el informe del Instituto de Libertad Religiosa (IRS), presentado durante la Cumbre de Washington sobre Libertad Religiosa Internacional en enero de 2023, como resultado de la agresión rusa en Ucrania, al menos 494 edificios religiosos, instituciones de educación espiritual y santuarios fueron completamente destruidos, dañados o saqueados.
Según el IRS, la mayor cantidad de iglesias, mezquitas y sinagogas fueron destruidas en las regiones de Donetsk (al menos 120) y Lugansk (más de 70). La escala de destrucción en la región de Kyiv (70 objetivos) y la región de Járkiv (más de 50 objetivos) también es enorme. Los ataques aéreos rusos han afectado a casi todas las regiones de Ucrania y aún continúan, enfatizan los expertos.
Rusia, al destruir monumentos ucranianos y objetivos religiosos ignora categóricamente la legislación internacional: la Convención para la Protección de los Bienes Culturales en Caso de Conflicto Armado adoptada en la Haya en 1954 y la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural de 1972. Cualquier invasión por parte de Rusia, desde el saqueo de archivos de museos hasta ataques con misiles contra bibliotecas, se considera una violación del derecho internacional y puede interpretarse como un crimen de guerra.