Las teorías de conspiración se volvieron muy populares durante la pandemia del coronavirus. Así, en los medios rusos —y aún más en las redes sociales— se difunde el tema sobre la implantación masiva de los biochips en la población mundial y en los ucranianos en particular. La idea de tal “chipización” es disminuir la población del mundo. Culpan del asunto al billonario estadounidense Bill Gates, quien junto con Club Rotary International lanzó un programa de “implantación de biochips debajo de la piel humana”. Según los medios alarmistas, las pruebas ya se «realizan con éxito» en Lviv. Las falacias parecidas juntan miles de “me gusta” y se compartan con frecuencia en las redes sociales.
En particular se menciona a un propietario de la clínica dental en Lviv, Yuriy Dmytryshyn, que también presidió en Rotary en Ucrania. En Ucrania la fuente de tales noticias falsas fue el medio fraza.ua y luego los medios rusos agregaron a Bill Gates a la “implantación de biochips”.
La base de tal teoría fue una publicación satírica del mismo Dmytryshyn. Riéndose de las teorías conspirativas sobre los biochips, él escribió que en su clínica dental “está previsto implantar biochips certificados de tarjetas bancarias” y que “de esa manera se podría pagar”. Él mismo, en varias ocasiones, subrayó que es un chiste. Pues tal chiste en las bocas de los propagandistas rusos y ucranianos se convirtió en una “noticia” sobre la implantación masiva de biochips en Ucrania.
Es cierto que Dmytryshyn forma parte del Club Rotary International. Rotary International fue fundada en Chicago en 1905 por Paul Harris. La organización reúne a más de 1,2 millones de empresarios en todo el mundo en más de 34 000 clubes. Además del área de negocios, Rotary International se dedica a obras de caridad, dirigiendo fondos a proyectos tales como: establecer la paz en países con conflictos en curso, combatir la poliomielitis, el VIH / SIDA y la malaria, proporcionar agua limpia a países seleccionados, apoyar proyectos educativos y económicos.
En Ucrania, hay alrededor de 40 clubes de organización repartidos por todo el país. El club no tiene nada que ver con los «masones secretos»: las agencias de desinformación pro-Kremlin suelen utilizar indicios de la existencia de sociedades secretas que gobiernan el mundo detrás de las cortinas para sembrar la desconfianza en las autoridades nacionales y en las agencias gubernamentales.
