El caso del futbolista ucraniano, Roman Zozulya, que empezó en verano de 2016, sigue siendo objeto de manipulación mediática. Aunque StopFake ha desmentido varias veces las acusaciones en contra del deportista de ser “neonazi”, el diario español Público divulgó un artículo sobre el jugador del Albacete, culpandolo de mantener vínculos con grupos “paramilitares y filonazis”, y mezclandolo otra vez con “símbolos e iconografía histórica del nazismo”.
La noticia era que el futbolista no iba a salir a la cancha de Rayo Vallecano, aún siendo jugador del Albacete, nada más, y nada menos. No obstante, el diario decidió recordar todas las especulaciones y repetir las calumnias en contra del deportista ucraniano.
Público aseguró con rotundidad que “el jugador del Albacete es conocido por sus vínculos con los grupos de extrema derecha ucranianos…..Román Zozulya, que no oculta sus simpatías hacia los grupos paramilitares y filonazis de ese país….La afición del club madrileño, que logró expulsarlo del equipo en enero de este año, tras destaparse su activismo con grupos armados de Ucrania….Los vínculos del ex jugador del Dinamo de Kiev con la ultraderecha ucraniana son más que evidentes, e incluso el propio futbolista es –considerado un ídolo en ese país-”. Encima Público lo culpó de “reclutar voluntarios para ir a luchar al Donbass contra Rusia”.
Empezando por el final, Zozulya no ha reclutado a nadie. Lo que hizo el futbolista fue crear un fondo de caridad para colectar donaciones destinadas al ejército ucraniano (el ejército oficial del país) “El ejército popular”. A finales de 2015 Zozulya sacó a subasta su medalla de finalista de la Liga de Europa de 2014. Fue vendida por 210 mil grivnas (más 7,5 mil euros) y este dinero sirvió para cubrir las necesidades de los soldados ucranianos en la zona de la operación antiterrorista.
Paralelamente el jefe del Estado Mayor Ucraniano galardonó a Roman Zozulya con una medalla “Por sus servicios a las Fuerzas Armadas de Ucrania”.
El coordinador del Fondo, Aleksandr Barsukov, comentó a StopFake que “la organización no recluta ni nunca ha reclutado voluntarios ni para Azov, ni para ningún otro grupo militar”.
Además, el Ministerio de Defensa de Ucrania premió en 2016 a los voluntarios del fondo “Ejército popular por su colaboración”. El fondo ayuda al ejército ucraniano con vestimenta, comida, medicinas y equipos para los militares, como binoculares, radios, y medios de transporte. Además apoya a las familias de los soldados.
A Roman Zozulya en Ucrania tampoco lo consideran un ídolo, sino como a un futbolista y patriota de su país.
Lo de “no oculta sus simpatías hacia los grupos paramilitares y filonazis” tampoco es verdad, porque en una carta abierta difundida cuando firmó su contrato con Rayo Vallecano, Zozulya afirmó que “...no estoy vinculado, ni apoyo a grupo paramilitar ni neonazi alguno. He realizado una importante tarea en Ucrania, colaborando con el ejército para proteger a mi país”.
Volviendo a los símbolos, supuestamente “nazis”, llevados por Zozulya, podemos destacar la confusión (puede ser que involuntaria) de los periodistas españoles que consideraron el tridente -escudo de Ucrania y de la Rus de Kyiv- como un “símbolo neonazi”.
Lo sorprendente del artículo de Público fue una afirmación sobre las “movilizaciones intensas, pero nunca violentas” de “los hinchas del Rayo”. Sin embargo, la policía española detuvo en varias ocasiones a los bukaneros, acusados de participar en actos violentos o en peleas: El Español, Marca.
Como consecuencia de estas difamaciones hasta el mismo presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, apoyó a Zozulya en febrero de 2017, y anunció que iba a presentar «una querella criminal» contra diecisiete aficionados del Rayo, que acudieron el 1 de febrero a la Ciudad Deportiva del equipo madrileño para recibir con insultos al delantero ucraniano. Para desacreditar las declaraciones de Tebas, Público lo llamó “ultraderechista”. En 2016 Tebas habló sobre su ideología, diciendo que “no es ni de extrema derecha, ni violento”, informó Sport.es.
StopFake publicó hace medio año un análisis de dos notables hispanistas e intelectuales ucranianos, Tetiana Hunko y Bohdan Chuma, en el que explicaron cómo la propaganda rusa se aprovechó del caso de Zozulya en España.