Trabajar en una biblioteca se ha convertido en un oficio de riesgo en Rusia si los libros allí depositados son considerados peligrosos por las autoridades rusas.
Natalya Sharina, directora de la Biblioteca estatal de Literatura Ucraniana de Moscú, fue detenida el 28 de octubre. Primero registraron su casa durante horas y luego la llevaron a la biblioteca, donde efectuaron otro registro en busca de «literatura extremista».
Los investigadores presuntamente encontraron obras de Dmitry Korchinsky, nacionalista ucraniano, en una pila de libros que aún no estaban registrados ni estaban disponibles para el préstamo. Natalya Sharina fue interrogada durante horas y la primera noche la pasó en una celda en condiciones de hacinamiento, en la que también había hombres. Durante su detención no le dieron nada para comer ni beber.
Natalya Sharina, de 58 años, padece hipertensión arterial y durante los dos días que duró su detención tuvo que recibir asistencia médica de urgencia en cuatro ocasiones. Aunque los médicos que la asistieron pidieron que la hospitalizaran, no se tomó ninguna medida.
Natalya se encuentra ahora en arresto domiciliario y sólo tiene contacto con su abogado y con los familiares cercanos con los que vive. No puede usar ni Internet ni el teléfono si no es para pedir una ambulancia. Si quiere salir de casa para algo que no sea una urgencia médica, debe pedir permiso al investigador que lleva el caso.
Las autoridades rusas han abierto una causa penal contra ella y podría ser condenada hasta a cinco años de prisión.
Natalya Sharina es presa de conciencia y vive bajo la amenaza de un proceso penal únicamente por ejercer de forma pacífica su derecho a la libertad de expresión.
Fuente: Amnestía Internacional