Fuente: The Insider
Autor: Iurii Bershidskii
El artículo publicado por la agencia de noticias estatal rusa RIA Novosti llevaba el título “«A mi hija la adoctrinaron sobre el lesbianismo»: ¿Por qué los alemanes rusos regresan de Alemania?”.
Habla sobre cuatro ciudadanos de Alemania de origen ruso que se mudaron a Rusia (y uno de ellos lo hizo hace 10 años, siendo un escolar). Los inmigrantes dicen que no les gusta mucho Alemania: la educación sexual obligatoria en las escuelas, el predominio de los inmigrantes de Asia y África, la actitud hostil de los alemanes nativos a los visitantes de Rusia, quejas constantes a las autoridades por cualquier violación de las normas establecidas.
El autor empieza así: «El país de los autopistas perfectas y la cerveza sabrosa: la vida en Alemania parece ordenada y segura. Después de la caída del Telón de Acero cientos de miles de alemanes étnicos decidieron mudarse de las repúblicas postsoviéticas a la patria de sus antepasados. En los últimos años, sin embargo, ha habido una tendencia inversa: los alemanes están regresando a Rusia. Los que tomaron la decisión de la mudanza contaron a RIA Novosti las razones del rechazo del orden alemán».
De hecho, no existe tal tendencia. Los últimos datos sobre migración internacional publicados por el Servicio Estatal de Estadísticas de Rusia se refieren a 2016: así, 41 328 personas se mudaron de Alemania a Rusia para residir permanentemente, y 46 841 personas dejaron Rusia para mudarse a Alemania, son el 13% más.
La dinámica de la migración ruso-alemana a través de los años es peculiar.
La tendencia descrita en el artículo de RIA se esbozó en 2011-2013, cuando el número de inmigrantes de Alemania superó el número de personas que abandonaron Rusia por este país, pero en 2014 todo volvió a la normalidad.
Hay que tener en cuenta que en esta estadística entran no solamente los que están dejando Rusia para ir a Alemania con la intención de establecerse allí, sino también quienes se van sin una visa de inmigración y están tratando de obtener el estatus de refugiado en Alemania. La Oficina Federal Alemana para las Migraciones y para los Refugiados publicó sus propias estadísticas sobre las solicitudes de asilo.
En 2016, de 722 370 personas que intentaron quedarse en Alemania como refugiados, el 1,5% —es decir, unas 10 380 personas— eran ciudadanos rusos. En 2017 su número disminuyó: el 2.5% del número total de 198 317 personas —es decir, alrededor de 4 960 personas—. Probablemente una reducción tan drástica de los posibles refugiados se debe al endurecimiento de la política de inmigración de Alemania. Pero de una manera u otra hay más inmigrantes que aquellos que vienen a Alemania con una visa de inmigración.
Estas conclusiones se aplican no solo a Alemania, sino también a otros países en su conjunto. Según el Ministerio del Interior de Rusia, el número de compatriotas que se trasladan a Rusia está disminuyendo: en los primeros cinco meses de este año, 41 328 personas llegaron a Rusia, y 46 841 personas en el mismo período del año pasado. Al mismo tiempo, el Ministerio del Interior de Rusia no informa de qué países vienen estos inmigrantes.
En cuanto a la razón para mudarse a Rusia que el autor del artículo levantó para el titular —educación sexual en las escuelas—, esta materia de verdad es obligatoria en las escuelas, pero no todo parece ser tan terrible como en la declaración del ruso que habló con el corresponsal de RIA Novosti.
«Hablan en detalle sobre las minorías sexuales, todo se sirve con el espíritu de que son relaciones normales. Mi hija una vez regresó a casa después de las clases y preguntó: «¿Y cómo es eso de que una tía se puede enrollar con otra tía?». Resulta que le inculcaron lesbianismo. No pude responder nada, pero fui a quejarme a la escuela. Me dijeron que si rechazo esta materia, habrá una investigación con la policía», dijo indignado Sergei Rukaber, que se mudó de Karlsruhe a Crimea.
La educación sexual en las escuelas se describe en gran detalle por el creador del sitio web en ruso «La vida en Alemania», Stepan Babkin, un programador que se emigró de Rusia. Las lecciones de educación sexual comienzan en cuarto grado y se llevan a cabo por separado para niños y niñas. A los escolares se les informa sobre la estructura y las funciones del cuerpo humano, sobre las diferencias físicas entre los sexos, sobre el embarazo y el parto, sobre los roles de género; un tema importante es la prevención de la violencia sexual. Dado que muchos padres, en su mayoría nativos de los países del este islámico, se oponen a mostrar a sus hijos fotos de un cuerpo desnudo, los maestros utilizan principalmente dibujos y cómics. Desde el séptimo grado, tocan temas como la homosexualidad, enfatizando la inadmisibilidad de la discriminación contra las minorías. Cuentan, entre otras cosas, sobre la anticoncepción, sobre el peligro de las enfermedades de transmisión sexual.
Los resultados de este programa, que comenzó a introducirse en la década del 70, son bastante positivos: el embarazo adolescente en Alemania es una rareza, los matrimonios son mucho más fuertes que en Rusia y el porcentaje de divorcios es menor.
Pero los propagandistas rusos lo presentan como si fuera » propaganda del libertinaje». En 2013, los medios de comunicación rusos difundieron un mensaje completamente anecdótico de que en una escuela alemana ocho alumnos se desmayaron al ver una imagen de un órgano sexual.
En 2016 la prensa rusa difundió la historia del granjero Eugen Martens, que fue arrestado por prohibirle un día a su hija asistir a las clases de educación sexual. Después de eso, Martens decidió “salvar” a su familia de la influencia perniciosa de la escuela alemana y, utilizando el programa de reasentamiento ruso de los compatriotas, se trasladó a la región de Novosibirsk. Al parecer no le fue muy bien en Rusia, porque dos meses más tarde regresó a Alemania con su familia.
Por Iurii Bershidskii, para The Insider