Traducción realizada por María José Quiroga, como parte del proyecto Traduciendo América Latina.
Fuente: Periodismo ciudadano
Fuente original: Guardian.
Un estudio realizado en nueve países descubrió el uso masivo de redes sociales para promover mentiras, información errónea y propaganda por parte de gobiernos e individuos.
Una nueva serie de estudios llevados a cabo por la Universidad de Oxford ha revelado que las redes sociales se usan para manipular la opinión pública a lo largo y ancho del mundo. Desde Rusia, donde alrededor de un 45% de las cuentas de Twitter con un alto índice de actividad son bots, a Taiwán, donde una campaña en contra del presidente Tsai Ing-wen implicaba a miles de cuentas fuertemente coordinadas – pero no completamente automatizadas – que compartían propaganda china, los estudios muestran que las redes son un campo de batalla internacional para la política sucia.
Las investigaciones, que son parte del Proyecto de Investigación de Propaganda Tecnológica del Instituto de Internet de Oxford, abarca nueve naciones incluyendo Brazil, Canada, China, Germany, Poland, Ukraine, and the the United States. Allí, descubrieron que “las mentiras, la basura y la desinformación” de la propaganda tradicional está extendida en línea y “apoyada por algoritmos de Facebook o Twitter”, según Philip Howard, profesor de Estudios de Internet en Oxford.
Las técnicas utilizadas incluyen cuentas automatizadas para hacerse fan, compartir y publicar en las redes sociales. Tales cuentas pueden ser útiles en combinar algoritmos para insertar contenidos en páginas. Pueden acallar un debate fundamentado y real entre humanos a favor de una red social poblada de discusiones vacías de contenido, y pueden sencillamente hacer que las medidas de adhesión, tal como la cantidad de “me gusta”, parezcan mayores para crear la ilusión de popularidad.
Los investigadores hallaron que en Estados Unidos se dio bajo la forma de lo que Samuel Woolley, director del proyecto de investigación, llama “producción de consenso” – dando una falsa imagen de popularidad para que un candidato político pueda contar con chances que de otra manera no hubiera podido tener.
El informe estadounidense dice: “La ilusión de respaldo en línea hacia un candidato puede estimular un apoyo real a través del efecto de arrastre. Trump hizo de Twitter el centro de su campaña política, y los votantes le prestaron atención”.
Aunque la investigación encontró evidencia de apoyo institucional en el uso de bots, incluso si fue como parte de un experimento de campaña, Woolley resalta que al provenr de personas es igualmente poderoso. “Los bots masivamente multiplican la habilidad de un individuo de intentar manipular a la gente”, dice. “Imagina a tu molesto amigo en Facebook, quien siempre provoca peleas políticas. Si hubiera un ejército de 5.000 bots, sería muchísimo peor, ¿no es cierto?”.
La propaganda rusa en las redes sociales es famosa en occidente por apuntar al exterior, incluyendo acusaciones al gobierno por apoyar las elecciones presidenciales de Francia y Estados Unidos. Pero las redes del país también están profundamente infiltradas de propaganda doméstica, según el informe llevado a cabo allí.
El mismo demuestra que, en primer lugar, Rusia desarrolló su experiencia en propaganda digital para lidiar con amenazas internas a la estabilidad y para silenciar la desaprobación al régimen de Putin mientras que aportaba la misma ilusión de un abrumador consenso utilizada en las elecciones estadounidenses años después. “La competencia política en la Rusia de Putin creó demanda de herramientas de propaganda en línea”, escribe el escritor del informe, Sergey Sanovich. “Y se permitió la competencia de mercado para suplir esta demanda creando herramientas que luego fueron empleadas en operaciones foráneas”.
Woolley agrega: “Debemos mirar hacia Rusia para darnos cuenta cómo un régimen particularmente autoritario utiliza las redes sociales para controlar a las personas”.
Si Rusia es el precursor de muchas de las técnicas vistas en el mundo entero, entonces Ucrania es el ejemplo de cómo podría escalar el conflicto. “Ahí”, dice Woolley, “vemos cómo será la propaganda informática dentro de cinco años, ya que el país es un campo de experimentación de las actuales tácticas rusas”. Sin embargo, el resultado es que las organizaciones civiles dedicadas a enfrentar este problema están igualmente avanzadas”.
La investigación sobre los esfuerzos del país para enfrentar la desinformación rusa destaca al proyecto StopFake, un esfuerzo colaborativo para derribar historias falsas “producidas principalmente por los medios de comunicación rusos”. También menciona una extensión de Chrome que bloquea automáticamente cientos de páginas web rusas e incluso una prohibición por parte del gobierno dirigida a ciertas redes sociales rusas, incluyendo VKontakte y Yandex, como parte de las sanciones del país sobre Rusia.
Facebook y Twitter deben actuar
Los informes sugerían un desinterés aparente de las empresas de redes sociales en cómo sus sitios estaban siendo usados. Facebook, por ejemplo, delega todo el trabajo anti-propaganda a organizaciones como Snopes y Associated Press, quienes operan grupos de chequeo de información semi-autónomos destinados a marcar ciertas noticias virales como verdaderas o falsas, mientras que los sistemas anti-bot de Twitter son eficaces combatiendo la actividad comercial pero son incapaces o no están predispuestos a eliminar cuentas automáticas relacionadas a la actividad política.
Los investigadores están presentando sus hallazgos a un grupo de representantes “senior” de la industria tecnológica en Palo Alto. Dicen que las redes sociales necesitan hacer más, y rápido.
“En la mayoría de los casos, lo dejan en manos de los usuarios de la comunidad”, dice Howard. El subraya que mientras las redes sociales intentan cumplir sólo con el mínimo de requisitos legales, ocasionalmente estarán por delante de la opinión pública – como sucedió cuando la compañía decidio prohibir las publicidades sobre préstamos en día de pago. “De todos los temas públicos, no sé por qué fueron a parar a ese. Claramente pueden tener impacto, y entre el extremismo violento y los préstamos en el día de pago hay un rango considerable de asuntos”.
Los investigadores descubrieron que había un país distinto a los demás. En Alemania, el miedo a la desestabilización social sobrepasaba a la llegada real de ataques políticos automatizados y esto ha llevado a la propuesta e implementación de leyes que obliga a las redes sociales a hacerse responsables de lo que se publica en sus sitios.
“Alemania es líder en ser una autoridad en lo que respecta a la propaganda informática, buscando prevenir la manipulación de la opinión en línea en vez de solucionar los temas ya presentes”, dice el informe, aunque agrega que “muchas de esas medidas carecen de legitimidad y ejecución adecuada, y algunas son respuestas desproporcionadas considerando su importancia para la libertad de expresión”.